sábado, 12 de octubre de 2013

QUE TE PUEDO DAR

Nada que ver con la común historia,
nadie me quiere y todas esas cosas.
Ella fregaba suelos, nunca se compró ropa,
por darle un buen colegio multiplicó las sobras.

Cual sería el instante, quien le enseñó estas cosas
cuando probó la muerte y amaneció entre sombras.

Que te puedo dar, que no me sufras
que te puedo dar, que no te hundas.


Que no vea en tus ojos
reflejos de cristal,
que me mata tu angustia, que me puede tu mal
Que te puedo dar.

Quiso ayudarle, sin saber ni cómo
y aunque no pudo, fue vendiendo todo.
Pero todo era poco para un saco sin fondo.
Un golpe a una farmacia, algún pequeño robo.
Ya de vuelta en la casa del hospital sabía
que más pronto que tarde la herida se abriría.

Qué te puedo dar, que no me sufras
qué te puedo dar, que no te hundas
Que no vea en tus ojos reflejos de cristal
que me mata tu angustia, que me puede tu mal
Qué te puedo dar.

Con la prudencia que da la locura
buscó los datos, aclaró sus dudas.
Con un último esfuerzo, le compró la más pura
y al mirarle a los ojos, se le borró entre brumas.

Él creyó que soñaba en el fugaz instante
en que acabó su tiempo abrazado a la madre.

Qué te puedo dar, que no me sufras

qué te puedo dar, que no te hundas
Que no vea en tus ojos reflejos de cristal
que me mata tu angustia, que me puede tu mal
Qué te puedo dar, que no me sufras
qué te puedo dar, que no te hundas
Que no vea en tus ojos reflejos de cristal
que me mata tu angustia, que me puede tu mal
Qué te puedo dar.

(Victor Manuel)

http://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=vd_vFgwiDHA

domingo, 6 de octubre de 2013

PARA NO MORIR


Romperá la tarde mi voz
hasta el eco de ayer.

Voy quedándome solo al final,
muerto de sed, harto de andar.

 Pero sigo creciendo en el sol, vivo,
 era el tiempo viejo, la flor, la madera frutal,
 luego el hacha se puso a golpear,
 verse caer, sólo rodar.


 Pero el árbol reverdecerá, nuevo,
 al quemarse en el cielo la luz del día,
 me voy, con el cuerpo asombrado;
 me iré ronco al gritar que volveré,
 repartido en el aire a cantar, siempre.

 Mi razón no pide piedad,
 se dispone a partir.

 No me asusta la muerte ritual,
 sólo dormir, verme borrar.

 Una historia me recordará, vivo,
 veo el campo, el fruto, la miel,

y estas ganas de amar.

 No me puede el olvido vencer hoy,
 como ayer, siempre llegar.

 En el hijo se puede volver, nuevo,
limpio, vivo, actual.

Figueroa Reyes