sábado, 18 de agosto de 2012

MEA EL REY...


Verás entre meadas y meadas,
más meadas de todas las larguras:
unas de perros, otras son de curas
y otras quizá de monjas disfrazadas.

Las verás lentas o precipitadas,
tristes o alegres, dulces y blandas.
 
Duras meadas en las noches más oscuras
o en las más luminosas madrugadas.
 
Piedras felices, que quien no las mea,
si es que no tiene retención de orina
si es que no ha muerto,
es que está expirando.

Mean las fuentes...
Por la luz humea...
 una ardiente meada cristalina...
 
Y alzo la pata... pues me estoy meando.
Veo el líquido amarillo manar y descanso
de mi terca sequía,  de mi vaga vejiga.

Y  parece vuelvo a la normalidad

con el fluir del líquido humano,
chorreante y alegre,
pajizo y sano.