domingo, 24 de junio de 2012

LA ROJA


No hace mucho comentaba el hecho de los palos que sufre nuestro himno nacional, soportando todo tipo de silbidos, desdenes y agravios. Hoy, unos pocos días después de esa reseña, recuerdo que estas pifias se van confirmando incluso con el nombre de nuestro país: España. Parece como si se sintiera miedo de pronunciar su nombre: España. ¿Qué pasa aquí?. ¿También es un signo de intolerancia y extremismo mal entendido?. ¿De debilidad?. En la Eurocopa de fútbol que se viene
 celebrando estos días entre las sedes de Polonia y Ucrania a nuestra selección se la denomina con insistencia  “la Roja”. Me parece ideal. Porque es el color de la sangre caliente, el color de nuestra primer camiseta, el color de nuestra fiesta nacional, centrada en esos toros bravos que “lucen” el tono  púrpura durante su personal y, discutida, pasión final. Muy bien, “la Roja”..., perfecto. Pero haría una sugerencia a partir de este punto. En no pocas informaciones de la selección no estaría de más mencionar, aunque fuese de manera esporádica, de pasada, el nombre de España. He visto y he leído últimamente crónicas completas de encuentros en las que se ha omitido el nombre de España...  Siempre, “la Roja”... Y si este detalle es consecuencia de una moda pasajera, de impuestos publicitarios, actualidades, etc., tendríamos que contar, también, con llamar a nuestro combinado como  “Rescatada selección” ó “Arruinada selección”. Bien está lo que está bien, pero dejemos de lado estos formulismos y hagamos fuertes otras prioridades para intentar olvidar, de una vez por todas, aquello de... “españolito que llegas al mundo, te guarde Dios; una de las dos Españas ha de helarte el corazón”...

Simplemente.