jueves, 15 de diciembre de 2011

A MI CANARIO NARIO LE GUSTA EL BLUES

                     Y lo digo de forma literal. Cuando fundamentalmente sábados y domingos por la tarde, con el sol todavía penetrando por la ventana de mi pequeña Sala de Estar con todo su esplendor y fuerza, esa fuerza tan rara para ser un “sol de diciembre”, y uno inicia su tiempo de ocio tratando de jugar a ser escritor y comienza a emborronar páginas del Word y escucha temas musicales de sus grupos favoritos, me encuentro ante la pantalla del ordenador sólo en compañía de mi amigo Nario.

         Nario es un pequeño canario de primer año, de plumaje amarillo naranja, de puntiagudo pico y alegre trino. Espabilado como él sólo. Atento a todo aquello que puede producirse a su alrededor. E inquieto. Pienso que al verme sentar delante de la pantalla intuye que algo va a ocurrir seguido. Y no se equivoca. Pronto hago una primera selección musical, algún tema... de blues, ¡cómo no!.

        Y comienzan a escucharse las primeras notas de la canción... y los primeros trinos de mi compañero. Hago una prueba inicial. Subo el volumen y Nario hace lo propio, alza su tono. Rebajo volumen... y él baja el suyo... “Será cosa de ir probando”... pienso. Cojo y detengo la reproducción... y Nario hace lo propio, calla. Espero unos segundos. Y él espera igualmente... silencioso. Reinicio, “et voila”, él comienza nuevamente sus trinos bluesianos. “Será cuestión de seguir con las probatinas”, me digo. Cambio radicalmente de tipo de música. Busco algo melódico, español, con ritmo igualmente. Tal vez Malú... Luz Casal... Y vuelvo a iniciar la reproducción... Nario mantiene su silencio. Subo el volumen... Nada, él no dice ni pío (nunca mejor empleada la frase). ¿Será posible?. Cambio de música, no sé, tangos, flamenco, salsa, zarzuela... Nada, silencio total... Me quedo mirándolo. Y él me mira a mí con esa mirada con la que miran los pájaros. De reojo, con desconfianza y extrañeza. Como si se estuviera preguntando “pero este tío, ¿qué me pone ahora?. Se habrá confundido o se le habrá suelto la pinza”... Porque vuelvo a buscar algo de blues... y selecciono, por ejemplo, a la Roomful of Blues, o a la Mojo Blues. Comienzo la reproducción y... ahí está Nario, con renovados bríos, iniciando otra vez su particular concierto al son de la música azul. Sí, sí..., decididamente a mi canario Nario le gusta el blues...

        No sé, tal vez a partir de ahora, tendré que contar con él y consultarle las descargas que más nos pudieran interesar, compartir juntos las novedades de los amigos del youtube o ponernos de acuerdo en la selección de nuestros grupos preferidos. En fin, que tendré que tener mucho cuidado con lo que voy “pinchando”, no sea que vaya a dudar de mi buen gusto musical. ¡Ah! y eso que, de momento, Nario no domina el inglés. Porque si así fuese sería, ya, la pera...

        Pero bueno, uno no pierde la esperanza...

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